Cada vez es más común escuchar hablar sobre proyectos arquitectónicos que buscan minimizar su impacto a través de la incorporación de áreas verdes. Ya sea en el techo o en las paredes, la propuesta es que la construcción sea capaz de dar respuesta a la desaparición de la naturaleza a causa de la constante expansión urbana.
Milán concretamente en el Barrio Isola (cerca de la estación Porta Garibaldi), es una de las ciudades más contaminadas de Europa, por lo que este tipo de construcciones podría ayudar a disminuir el impacto y mejorar la calidad del aire de la ciudad. Cubierta de vida vegetal, esta torre sería capaz de optimizar, recuperar y producir energía en equilibrio con el microclima. Además, las plantas absorberían sustancias contaminantes presentes en el aire antes de que lleguen a la atmósfera.
Se trata de un bosque que en vez de extenderse a lo ancho lo hace verticalmente y rodeando las viviendas. Constará de dos torres diferenciadas, una de 110 metros de altura y la otra de 76. De haberse planificado como una construcción horizontal, los 900 árboles y el resto de la vegetación que se incorporarán a lo largo de todos sus pisos, ocuparían 50.000 metros cuadrados. Que ya se encuentra en construcción fue diseñada por el arquitecto Stefano Boeri. Su estructura consiste departamentos con balcones arbolados, que serán regados a través del filtrado y la reutilización de aguas residuales. Además contará con energía eólica y solar, por lo que será autosuficiente.
Bio-arquitectura nuevo paso y futuro. Cada día vemos proyectos que miran por la eficacia energética, siendo este de calidad Excelente!! Quien este a favor de respirar aire limpio y no el cargado de las ciudades, estará conmigo en que nos gustaría vivir en un piso así.
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